Praga, la capital de la República Checa, situada a orillas del Río Moldava, en el centro de Europa, destila cultura y arte por todos sus poros.
Recorrer a pie su casco antiguo, de la mano con tu pareja, es un placer para los sentidos.
Sus estrechas callejuelas empedradas, sus bellos edificios, sus lujosos palacios y sus acogedoras iglesias, le dan ese aire encantador e inspirador, tan necesario en los viajes románticos.
Compartir un momento de relax, en los tantos cafés literarios que abundan en la ciudad, es una buena excusa para cultivar el diálogo, muchas veces dejado de lado por la agobiante rutina y las presiones laborales diarias, que en Praga lograrás quitarte de encima, al menos por el tiempo que dure tu estadía, en este atrapante destino.
El estilo renacentista, el gótico, el barroco y el art nouveau, se mezclan en los distintos sectores de la ciudad, logrando un conjunto arquitectónico tan peculiar como único.
La iluminación de sus edificios y monumentos emblemáticos, como el Puente de Carlos, es perfecta para disfrutar de un paseo nocturno.
Recorrer la calle París, con sus elegantes y lujosas tiendas comerciales es una buena opción para una salida.
Pero, ¿qué más ver en Praga?
El espectacular Castillo de Praga, fortaleza medieval construida en el siglo IX, la Catedral San Vito, el Reloj Astronómico, la torre del Ayuntamiento, la Plaza Vieja, el Barrio Malá Strana, con sus hermosas iglesias barrocas, el Barrio Judío, con sus sinagogas y cementerios, son algunos de los sitios recomendados para visitar en Praga.
Sin dudas, una ciudad tranquila, cultural, bohemia y con encanto, ideal para una escapada romántica en otoño.