Escapada romántica en Calella de Palafrugell

Considerado por muchos como el pueblecito más auténtico y romántico de la Costa Brava, no hay duda de que Calella posee un encanto especial.

Las vistas del Mediterráneo mientras camináis por la calle flanqueada de casas blancas que conduce a la playa de Port Bo os enamorarán.

Allí también encontraréis el edificio más emblemático de Calella: Les Voltes, una fortificación formada por varios arcos blancos en primera línea de playa y que era un antiguo refugio para los marineros.

Al pisar la arena os esperan antiguas barcas de pesca (de ahí que la playa también reciba el nombre de «playa de las Barcas») y un mar de aguas cristalinas salpicado de pequeños peces y rocas. Es toda una experiencia subirse en una de ellas y sentarse a escuchar el rumor del agua cuando las golpea.

Uno de los acontecimientos más importantes del municipio tiene lugar cada mes de julio, cuando se celebra, a orillas del mar, la famosa «Cantada de Habaneras». Se trata de un espectáculo que cuenta con más de cincuenta años de tradición y que atrae a personas de todas partes del mundo.

Como en toda la zona, podéis recorrer parte del camino de ronda para descubrir calas perdidas en las que tendréis ocasión de disfrutar el uno del otro como si no existiera nadie más en el mundo.

Una de las que más destaca por su gran belleza natural es la cala El Golfet. La gran variedad de colorido que posee es impresionante. El rojizo de las rocas y el dorado de la arena contrastan con el azul intenso de las aguas y el verde de los árboles que la rodean.

Desde su playa incluso se pueden observar las Illes Formigues, un conjunto de cuatro islotes que son de gran interés para los amantes del esnórquel y el submarinismo.

Sobre El Golfet descubriréis el lugar por el que Calella de Palafrugell es conocido en el resto del mundo: el Jardín Botánico de Cap Roig.

El recinto está formado por un castillo y grandes terrazas que acogen especies vegetales procedentes de los cinco continentes. Estas se integran en el agreste paisaje que recorren varios caminos adornados con esculturas. El espacio, además,  fusiona el arte y la cultura con la naturaleza en su aclamado Festival de Cap Roig, donde artistas nacionales e internacionales muestran al mundo sus creaciones en las disciplinas de música, danza y teatro.

Sin duda, este es uno de los lugares más románticos de la Costa Brava: paseos entre plantas exóticas, buenos espectáculos y unas inmejorables vistas del litoral. ¿Qué más se puede pedir?

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