Si buscas un destino de playa para sorprender a tu pareja con una escapada romántica, te recomendamos una pequeña joya de la Costa Brava: Begur.
Situado entre el mar Mediterráneo y las colinas boscosas del Baix Empordà, este pequeño pueblo interior es uno de los más bonitos de la zona. Y a tan solo unos minutos del centro os esperan unas calas de ensueño.
El casco histórico de Begur transcurre por estrechas calles peatonales en las que descubriréis varias torres de vigilancia bastante bien conservadas, y casas de piedra de coloridas fachadas que os envolverán con su encanto.
En lo alto del pueblo se encuentran los restos de la muralla y de un castillo medieval cuyos orígenes se remontan al siglo XI. Es un fantástico mirador con vistas al pueblo y al mar.
En Begur también existen varias casas coloniales que fueron el resultado de las fortunas que algunos habitantes del pueblo amasaron en sus viajes a Cuba durante el siglo XIX. Las distinguiréis por el forjado de portales y ventanas y por los patios interiores llenos de plantas y flores.
Sin embargo, el litoral es lo que atrae a más visitantes. Y no es para menos porque el Cabo de Begur reúne algunas de las playas y calas más bellas de la Costa Brava. Se llega a ellas a través de carreteras sinuosas pero la recompensa son pequeños espacios de aguas cristalinas entre vegetación, rocas y acantilados.
La Cala Aiguabrava es la de más renombre y una de las más bonitas, quizás por eso es también la más concurrida. Desde lo alto de la colina que la custodia, y por la que pasa el camino de ronda, podréis apreciar la belleza de este rincón en todo su esplendor: frondosa vegetación y aguas de color turquesa al fondo.
Siguiendo el camino de ronda, y después de bajar por unas empinadas escaleras, llegaréis a Platja Fonda, una pequeña bahía de piedras y aguas profundas situada en un entorno natural de aspecto salvaje.
En el núcleo urbano de Fornells, además de pintorescas casas marineras, os esperan numerosas calitas como la espectacular Cala N’Estàsia, donde encontraréis paz y tranquilidad.
Un poco más al sur de Aiguablava podéis hacer una excursión a la Cova d’en Gispert, la cueva más larga de la Costa Brava. Lo mejor es trasladarse en kayak y recorrer los ciento cincuenta metros de longitud y sobrecogerse con la altura de la bóveda, que oscila entre los diez y los veintidós metros.
Si vuestra visita coincide con el mes de agosto, tendréis el privilegio de observar un fenómeno que solo ocurre dos veces en el mismo mes: durante el amanecer, la luz del sol ilumina por completo la cueva. Es un espectáculo lleno de romanticismo que no podéis dejar escapar.
Aiguafreda y Sa Tuna son dos pequeñas calas rodeadas de pinos y con un fondo marino excepcional; un auténtico paraíso para los submarinistas. Aunque en el caso de Sa Tuna el encanto es mayor por el hecho de estar situada a los pies de un pueblo pesquero de casitas blancas y fachadas tapizadas por vistosas buganvillas. Un lugar muy especial para un paseo de enamorados.
La zona interior del Empordà contiene tesoros que muchas veces pasan desapercibidos debido al turismo de playa. Si vistáis los pueblos de los alrededores de Begur descubriréis lugares con tanto encanto que os enamorarán. A continuación tenéis una lista de los principales:
MONELLS
Toda la comarca del Baix Empordà cuenta con un pasado medieval que se refleja muy bien en pueblos como Monells. Se construyó alrededor de un castillo del que solo quedan los restos de las murallas (s.XIII) y una preciosa plaza porticada.
Actualmente es bastante conocido por ser el lugar donde se filmaron algunas escenas de la película Ocho apellidos catalanes.
MADREMANYA
En pleno macizo de Les Gavarres, en lo alto de una colina, se eleva este pueblo medieval del que sobresale la gran iglesia románica fortificada de Sant Esteve (s. XIV).
A través de calles estrechas y serpenteantes pasaréis bajo enormes porches que conducen a plazas y otros rincones inesperados. Además, las casas de piedra conservan elementos arquitectónicos y decorativos de los siglos XVI al XVIII.
Desde luego, Madremanya es un lugar ideal para desconectar y adentrarse en la historia.
Si os gusta el senderismo, aprovechad para descubrir la red de caminos del Parque Natural de Les Gavarres. Uno de ellos os conducirá a la Font Picant, una fuente cuyas aguas ferruginosas y bicarbonatadas poseen propiedades medicinales.
PÚBOL
En el término municipal de La Pera, en medio de Les Gavarres, se encuentra Púbol, un pequeño núcleo urbano que toda pareja de enamorados debería visitar teniendo en cuenta la historia que lo rodea.
El castillo de Púbol (s. XI) es bien conocido gracias a su relación con Salvador Dalí. A mediados del siglo XX, el artista lo compró para regalárselo a su amada Gala. Estaba en tan mal estado que él mismo lo restauró y lo pintó. Cuando ella murió, Dalí la enterró en el sótano del castillo y construyó un mausoleo en su honor.
No cabe duda de que la visita os recordará lo que significa el amor verdadero.
PALAU-SATOR
El término municipal de Palau-Sator está formado por pequeños pueblos donde el tiempo parece haberse detenido. Las calles del pueblo son testimonio de su pasado medieval.
Palau-Sator aún conserva parte de la antigua muralla que daba acceso al casco antiguo. En uno de sus portales se construyó la Torre de las Horas (s. XIV), que ha alojado los relojes del municipio a lo largo de los años. Actualmente se puede ver el antiguo reloj de sol que comparte espacio con otro mecánico, más moderno.
En medio del pueblo, sobre una colina, encontraréis el castillo, declarado Bien Cultural de Interés Nacional. Además, cuenta con dos iglesias románicas que completan el conjunto medieval.
PERATALLADA
Peratallada, como los pueblos anteriores, conserva su ambiente medieval a pesar del paso del tiempo. Sus casas antiguas, los arcos de piedra de las calles, sus pasajes escondidos y las flores que adornan fachadas y balcones lo convierten en un pueblo con mucho encanto y de cierto aire romántico.
El castillo, del siglo XI, se construyó sobre cimientos visigodos y romanos, que todavía se pueden apreciar. En su interior se encuentra la Torre del Homenaje, con una altura sobre la muralla de ocho metros.
Sea cual sea el rincón que escojáis, no podréis dejar de inmortalizar con vuestras fotografías lo que muchos llaman «la pequeña Cascassone».
PALS
Pero el pueblo medieval por excelencia del Empordà es Pals.
Fue construido en torno a una fortaleza y conserva los patrimonios histórico, urbanístico y cultural prácticamente intactos.
Os encantará recorrer sus tranquilas calles empedradas y pasar bajo los arcos y puertas engalanadas con flores.
No dejéis de entrar en una de las muchas tiendas artesanales que encontraréis, repletas de coloridas piezas de cerámica.
Un edificio destacado es la Torre de las Horas, el único resto que queda del antiguo castillo y que, posteriormente, fue convertida en campanario de estilo gótico. En lo alto de la torre está el mirador Josep Pla, desde el que disfrutaréis de las magníficas vistas de las Islas Medas, la sierra de la Albera y el macizo del Canigó.
Otro lugar de altura que debéis visitar es el macizo del Quermany. Desde la cima tendréis una panorámica espectacular de Pals y sus alrededores, incluida la playa, las dunas que la rodean, los humedales y los arrozales.
Una de las particularidades de Pals es su tradición arrocera, que se remonta quinientos años en la historia, por lo que no os podéis marchar sin antes haber probado una de sus muchas recetas elaboradas a base de arroz.
Begur y sus alrededores ofrecen mucho más que sol y playa. Rincones encantadores, paseos románticos y un paisaje para disfrutar en las mejores de las compañías.