A 5 minutos de San Vicente de la Barquera está un pequeño pueblecito llamado Pechón. Cuando llegas a Unquera, donde todas las casas que hornean dulces dicen ser las fundadoras de las famosas corbatas– riquísimas, por cierto – subes por una carretera estrecha, llena de curvas y de encanto…y llegas a este pueblecito situado entre la Tina Mayor y la Tina Menor. Está a un minuto de la autopista y, sin embargo, parece que has llegado a lo más profundo de la Tierra Media y que Bilbo Bolson pronto aparecerá de entre los árboles.
En Pechón existen varias posadas, un camping y varias casas en alquiler. La Posada del mismo nombre que el pueblo, es un lugar encantador. Allí Julio prepara al momento toda la carne, pescados y mariscos que puedas imaginar, y, si te quedas lo suficiente, seguro que te invita a alguna de sus queimadas en la maravillosa terraza que hay a la entrada.
Es un pueblo sin ruido, sin tráfico, donde hay 4 ó 5 bares de ésos a los que ir a tomar el aperitivo y donde el despertador se llama Mari Puri, y te levanta con un sonoro MUUUUUUUU. Después, si quieres, puedes comprarle al vaquero la leche recién ordeñada que Mari Puri y sus hermanas dan cada día.
Podrías pensar que tanta paz y tranquilidad son aburridas, pero nada más lejos de la realidad. En Pechón hay un pequeño bosque situado en el centro del pueblo, el Bosque de los Druidas, al que puedes ir dando un paseo mientras ves las calas naturales que crecen por toda la zona, los rosales salvajes o las amapolas, que antes nos parecían de lo más normal y que ya empiezan a ser menos frecuentes en nuestros paisajes.
Dentro del bosque, que se levanta con aire impenetrable, parece que, de un momento a otro, un hada, un elfo o el propio Panoramix saldrán a darte la bienvenida… no mires al cielo, los árboles no te dejarán verlo, sólo disfruta del frescor que invita a tirarte al suelo, sin más, y echarte una buena siesta.
Si quieres un poco de aventura puedes dedicarte a recorrer las montañas a lo Sonrisas y Lágrimas, o puedes bajar a la playa, ponerte tu equipo de snorkel y disfrutar del fondo marino.
Si tienes un poco más de tiempo merece la pena coger el coche y hacer un viajecito hasta Fuente Dé. (Sí, se llama así, es tan sólo Fuente Dé…el resto lo dejan a la imaginación del visitante).
No son muchos kilómetros, pero hay que reconocer que la carretera no es muy buena, aunque regala un paisaje increíble. Vas bordeando el Río Deva durante todo el trayecto, viendo a la gente intentando pescar salmones y a los motoristas pasear al airecito. Prueba a pararte en el primer pueblo, de la veintena que hay, de los más pequeños y entrar en alguna de sus fondas… descubrirás una cocina increíble por un precio irrisorio.
Cuando llegas al final de la carretera, y hablo de forma literal pues termina en una rotonda, y tras pasar el famoso pueblo de Potes y el pequeñísimo pueblo de Pido, en el que recomiendo que paréis a comprar alguno de sus quesos, llegas al teleférico que te sube en 3 minutos y picos a casi 800 metros de altura… donde existe un valle cubierto por la niebla y kilómetros de verde para disfrutar de unos arrumacos.
Cuando regreses siempre puedes parar en Unquera e ir a comprar al Lupa, una cadena de supermercados de la zona en la que tienen también un excelente servicio, y volver a Pechón a disfrutar de lo que queda de noche, que seguro, es mucho.