Siguiendo el camino de ronda desde Cala Pedrosa, y después de unos cinco kilómetros, se llega a Llafranc, aunque podéis optar por hacer el recorrido en coche.
A pesar de ser un pequeño núcleo urbano, posee diversos rincones dignos de mención. El colorido paseo marítimo, por ejemplo, atraviesa su bahía de arena fina y dorada y salpicada de barcas de pesca. Además, conecta los pueblos de Tamariu y Calella.
Un paseo por sus estrechas calles os llevará a la iglesia de Santa Rosa de Lima, donde podréis admirar una auténtica prensa de vino romana.
En un extremo de la bahía, sobre el acantilado que separa Llafranc de Tamariu, se encuentra el Conjunto Monumental de Sant Sebastià de la Guarda.
Está formado por un faro, una torre de vigía, una ermita y un poblado ibérico restaurado.
En la cima de la montaña, dominando el paisaje, veréis el faro de Sant Sebastià. Construido a mediados del siglo XIX, está considerado como uno de los más importantes de la costa mediterránea. Su mirador, situado a ciento sesenta y cinco metros de altura, os ofrecerá unas maravillosas vistas de la costa y de las calas ocultas entre los acantilados. Dicen que desde este lugar se contemplan los mejores atardeceres de la costa catalana. Un motivo extra para visitarlo con tu pareja.
Al lado del faro está situado el Hotel El Far, un lugar ideal para vuestra escapada romántica.
Ocupa un edificio de piedra del siglo XVIII, muy acogedor, en el que han recreado una ambientación muy romántica que abarca casi todas sus habitaciones.
Si decidís alojaros en el establecimiento, podréis optar por relajaros juntos en el spa para luego recrearos con las vistas del mar desde la habitación, mientras disfrutáis de unas fresas con chocolate y cava.