Cercana al Guadalquivir la bella población cordobesa de Bujalance se ha destacado desde siempre haciéndose conocida por sus productos artesanales de gran calidad, además de su entorno natural magnífico y la hospitalidad de sus habitantes.
Ya en épocas romanas esta población era paso obligado para los viajeros ya que unía Córdoba con la comarca de Cástulo, siendo así su ubicación y la riqueza de su suelo dos características que siempre la destacaron.
Durante el período romano donde las tierras de toda esta región se colmaron de villas, como efecto de una implantación rural que crecía de forma increíble, tanto por sus tierras fértiles como por la facilidad en el tránsito y las comunicaciones que otorgaba el río.
Sin embargo, recién en la época de la dominación musulmana fue edificado el Castillo Bury al-Hans, una gran torre que tenía como misión vigilar los accesos a la ciudad de Córdoba.
Bujalance fue creciendo progresivamente y a mediaos del siglo XV pasó a ser la villa con mayor población después de Córdoba. En 1594 es declarada independiente y en 1630 obtiene el título de ciudad, siéndole concedida por Felipe IV una feria anual que se realizaba cada año a finales de agosto y parte de septiembre.
Caminando por la ciudad hallaremos una gran variedad de trabajos artesanales sobre todo productos elaborados de esparto, destacándose una antigua familia de la ciudad llamada Lavirgen, cuyos antepasados se ocuparon de transmitir su arte de generación en generación.
El arte hecho realidad a través de la forja también es característico de la ciudad. Su elaboración totalmente artesanal lleva siglos sin ser cambiada en nada. Arte y creatividad se unen para obtener piezas de magníficos diseños exclusivos. Lámparas, mesas, sillas y cabeceros son sólo algunos de los productos que aquí se fabrican.
Para quienes visitan Bujalance, los sorprenderá gratamente su entorno natural privilegiado con una bella campiña donde plantas y animales forman parte del paisaje que invita a dar largas caminatas y es excelente para la práctica de senderismo, aprovechando diferentes rutas de fácil acceso que pueden ser hechas a pie o en bicicleta.
Como todo poblado español, las fiestas y tradiciones tienen mucho de religioso. Entre ellas, se destacan en Bujalance la representación que se realiza en Semana Santa sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, a cargo de sus siete cofradías. Eventos llenos de color, que se completan con la famosa procesión.
También existen fiestas coloridas y alegres como la Fiesta de las Cruces de Mayo, donde además de un concurso de cruces las plazas de la ciudad se llenan de flores y música.
En el mes de mayo es posible disfrutar de la celebración de la Romería de San Isidro Labrador, donde caballos, carrozas y carros bellamente adornados acompañan la imagen del santo hasta llegar a El Buitrón, lugar en el que se realiza la romería.
Para quienes visiten la ciudad en el próximo mes de septiembre podrán asistir a la Feria Real con una variada actividad cultural y lúdica que hace las delicias de grandes y niños.
El aceite de oliva que se produce en la región es excelente, siendo utilizado para la realización de variadas recetas que forman parte de su culinaria, donde se destacan platos tradicionales como las “patatas rellenas”, los “flamenquines de jamón serrano” y los famosos “cholondros de Casa Patricio” una deliciosa carne acompañada con salsa de almendras. Los dulces más típicos de la ciudad son los pestiños, lazos caracolillos y los almendrados.
Un sitio especial para pasarlo en familia, disfrutando de la tranquilidad y la naturaleza.