Florencia, es mundialmente conocida como la “cuna del arte“, característica que es una constante en cada rincón de su geografía.
Hoy nos centraremos en uno de los edificios emblemáticos de la capital toscana, me estoy refiriendo al Duomo.
También conocida como Basílica de Santa María del Fiore, ésta, es la Catedral de Florencia, y un lugar en donde el arte y la arquitectura, manifiestan su máxima expresión.
Si has tenido la suerte de viajar a Florencia, o al menos si has visto fotografías de la ciudad, habrás notado en muchas de ellas la inmensa cúpula, y este es el rasgo externo más distintivo del Duomo. La misma, ha sido obra de Filippo Brunelleschi, arquitecto, escultor y artista de la época del renacimiento italiano.
El interior de la cúpula, no es menos sorprendente, y sin dudas te quedarás con la boca abierta apenas puedas vislumbrar algunas de las pinturas que la decoran, entre ellas, las que representan el Juicio Final.
Escenas del Dante en la Divina Comedia, son algunos de los frescos que se pueden ver en el interior del Duomo, que se caracteriza por ser sumamente sobrio y con escasa luz.
El otro atractivo es su famoso Campanile (campanario) de Giotto, otro de los artistas de renombre de la época, el cual está revestido en mármol.
La fachada del Duomo, obra también correspondiente a Giotto, y terminada por otros colaboradores luego de su muerte, es de un marcado estilo gótico renacentista. Está dedicada a María, y en ella se pueden apreciar varias esculturas y pinturas de la madre de Cristo.
Las puertas de bronce del Baptisterio de San Juan, edificio que completa este conjunto monumental, es otro de los ricos atractivos turísticos, y hacen del Duomo de Florencia, una de las obras de arte de todos los tiempos.
